Bebo de este vaso solitario
las poesías que otros labios
tendrían que haber saboreado
las bocas que ya se han ido
las que beben del agua salada
las que no volverán a ser humanas
ellas deberían estar tomando
en este bar las poesías que
a mí hoy me embriagan.
Bebo de este vaso solitario
las imágenes que otros labios vieron
mientras yo dormía de noche
o cuando jugaba de día
y ellas soñaban nuestras alegrías
este vaso, este bar, mis labios
sus bocas y, de entre muchas otras, esta poesía.
Bebo de este vaso solitario
la inmensa tarde que me cabe
en este solitario vaso
y brindo tu brindis libertario
por mis labios hundidos
en tu poesía que repaso
por mi boca sin volcar
ni un solo verso de los que tanto amo.
las poesías que otros labios
tendrían que haber saboreado
las bocas que ya se han ido
las que beben del agua salada
las que no volverán a ser humanas
ellas deberían estar tomando
en este bar las poesías que
a mí hoy me embriagan.
Bebo de este vaso solitario
las imágenes que otros labios vieron
mientras yo dormía de noche
o cuando jugaba de día
y ellas soñaban nuestras alegrías
este vaso, este bar, mis labios
sus bocas y, de entre muchas otras, esta poesía.
Bebo de este vaso solitario
la inmensa tarde que me cabe
en este solitario vaso
y brindo tu brindis libertario
por mis labios hundidos
en tu poesía que repaso
por mi boca sin volcar
ni un solo verso de los que tanto amo.
A mano alzada
dicen presente
– me han nombrado
a mí
como si estuviese en algún listado –
(hay que tener cuidado
charlamos con los muchachos):
estos no son tiempos
de andarse identificando
hay que tener cuidado
¿a vos te nombraron ya Martín?, ¡sí!;
¿y a vos Juan?, también
hay que ser más cuidadosos
¿de dónde sacaron nuestros nombres?
para qué carajo responden todos juntos
por mí
¡ che, que nos quieren cagar a todos
apaguen ese megáfono o se lo perdemos por el culo!
Compañeros: – alcé la voz
para que nadie impidiera callármela –
aquí estoy, compañeros, ¡escuchen!,
dejemos de usar estos métodos, ¡escúchenme!,
que nos estamos cagando.
¿que no me escuchan compañeros?
¡No hay que dar nombres!
a mano alzada
continué gritando, casi desesperado,
por entre la columna que seguía marchando
¡No den nombres, compañeros, no den mi nombre, carajo!
Hasta que cruzó por mi costado
una señora grande, con frío en las orejas
y cabellos muy, muy blancos,
con una pancarta en las manos
que agitaban una foto bien grande
acompañada de un nombre en la parte de abajo,
que me quedaron para siempre
en la memoria grabados
fue justamente allí
cuando sentí que podía alejarme
para escuchar a las ciento de voces presentes
gritar con alma y vida, muy fuerte:
– ¡Presentes, presentes,
hasta la muerte! –
dicen presente
– me han nombrado
a mí
como si estuviese en algún listado –
(hay que tener cuidado
charlamos con los muchachos):
estos no son tiempos
de andarse identificando
hay que tener cuidado
¿a vos te nombraron ya Martín?, ¡sí!;
¿y a vos Juan?, también
hay que ser más cuidadosos
¿de dónde sacaron nuestros nombres?
para qué carajo responden todos juntos
por mí
¡ che, que nos quieren cagar a todos
apaguen ese megáfono o se lo perdemos por el culo!
Compañeros: – alcé la voz
para que nadie impidiera callármela –
aquí estoy, compañeros, ¡escuchen!,
dejemos de usar estos métodos, ¡escúchenme!,
que nos estamos cagando.
¿que no me escuchan compañeros?
¡No hay que dar nombres!
a mano alzada
continué gritando, casi desesperado,
por entre la columna que seguía marchando
¡No den nombres, compañeros, no den mi nombre, carajo!
Hasta que cruzó por mi costado
una señora grande, con frío en las orejas
y cabellos muy, muy blancos,
con una pancarta en las manos
que agitaban una foto bien grande
acompañada de un nombre en la parte de abajo,
que me quedaron para siempre
en la memoria grabados
fue justamente allí
cuando sentí que podía alejarme
para escuchar a las ciento de voces presentes
gritar con alma y vida, muy fuerte:
– ¡Presentes, presentes,
hasta la muerte! –
A una redacción
Los que escribieron sobre la facultad tomada
los que no se animan a publicar los amplios
bochornos de los gobiernos de turno
los gano poco
los laburo gratis las horas extras
los pegafoto
los que siempre van entre lentos y apurados
los explotados
los hago todo
los la información es un espacio
y hay que llenarlo
los cabeza quemada
los estamos harto de leer boludeces
los hijosdeputachupapingo más grandes del mundo
los que se mostraron solidarios con las medidas de fuerza
los cajetudos de siempre que sólo les importa ellos
mis compañeros del diario
a todos ellos esta poesía y un fuerte abrazo.
Los que escribieron sobre la facultad tomada
los que no se animan a publicar los amplios
bochornos de los gobiernos de turno
los gano poco
los laburo gratis las horas extras
los pegafoto
los que siempre van entre lentos y apurados
los explotados
los hago todo
los la información es un espacio
y hay que llenarlo
los cabeza quemada
los estamos harto de leer boludeces
los hijosdeputachupapingo más grandes del mundo
los que se mostraron solidarios con las medidas de fuerza
los cajetudos de siempre que sólo les importa ellos
mis compañeros del diario
a todos ellos esta poesía y un fuerte abrazo.
Un día un DNI
se quedó sin país.
Fue al exilio.
Sufrió mucho
el no tener sellos
el no ser acreditado
sufrió como sufren
los seres y las cosas
su falta de ser necesarios.
Un día el DNI regresó
a su país
lo sellaron
lo acreditaron
y mirando la frontera dijo
“¡Qué loco! Esto no soy yo”.
A la semana
en plena avenida
se tiró del bolsillo de un saco.
Me arrastro hasta la cama
cansado del ritmo cotidiano
trepo, subo
levanto las sábanas
y como puedo me tapo.
Es la 1.13 de la madrugada.
Abrazo a mi flaca y descanso.
Despierto a las 6.45
beso los labios secos de mi flaca
y me impulso con mis brazos
desde la cama hasta el lugar de los calzados
tomo mis pies cansados
los sacudo, me los calzo
y para caminar el día me levanto y ando.
cansado del ritmo cotidiano
trepo, subo
levanto las sábanas
y como puedo me tapo.
Es la 1.13 de la madrugada.
Abrazo a mi flaca y descanso.
Despierto a las 6.45
beso los labios secos de mi flaca
y me impulso con mis brazos
desde la cama hasta el lugar de los calzados
tomo mis pies cansados
los sacudo, me los calzo
y para caminar el día me levanto y ando.
***
Cinco poemas Inéditos de Diego Carrazán, en especial para Poesía de Tucumán. Sobre el autor: Joven poeta tucumano, periodista y profesor de lengua y literatura.