jueves, 24 de junio de 2010

Medinas, de Carlos Alvarado

Medinas
En memoria de las niñas Nieto Almirón, niñas de la villa de Medinas

Una langosta se cristaliza en el alféizar,
escudriñando el silencio del tiempo partiendo.
Los arrozales se pliegan al capricho de los días
y dulces cañas dibujan sonrisas al pasar.

En el aire flotan jardines que ya no están.
En los ocres del día,
señoriales casonas se desmoronan
mientras los niños chillan, vienen y van.

La Negrita Curi, cicerone, en la iglesia, me cuenta la historia,
el paño del pueblo y los dichos del lugar.
Mi prima Nelly Nieto me señala el camino de mis ancestros
Y las tacuáras que delimitaban nuestra propiedad.
Palpitando, aún brillan del otro lado, como estrellas
las dalias y las rosas de doña Lila Salvatierra.

La biblioteca se pliega por falta de estantes
Décadas visitó sus salas don Ángel Bilavcik
El maestro de ojos azules, oriundo de Monteros.
Azules, los poemas de don Fausto Burgos en remolinos
también salen de allí a buscar su casa de sombra
- La de los muros de cedro
y la del techo moreno de paja de arroz,
la casita de tablas,
la de los limoneros, del jazmín en flor...
-

Hay en Medinas un cierto orgullo
una cierta dignidad
la nobleza de los tapetes raídos
que hay en los castillos y en las casas de verdad.

En Medinas cual marca de la inundación
Encuentran
los poetas, de achiras, suspiros
los maestros, aires de tizas y lápices nuevos
y el tiempo, y en sus campos, aromas de un verde despertar.
***
Poema inédito de Carlos Alvarado, en especial para este blog, 24-06-2010.

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