miércoles, 4 de noviembre de 2009

Grisitud, de Apolinario Héctor Sosa


Grisitud

*

A Oscar Wladislas de Lubic-Milosz


Grisitud, tenue polvo de tiempo decantado en hastío,
Yo podría soltar este inmenso cansancio
Y dejarme dormir, blandamente, en tus aguas,
En un sueño sin luz, sin ayer, sin retorno.
Yo podría soltar las amarras del tedio
Grisitud, en tus aguas.
He pensado a menudo en un triste
País de neblinas.
Con la voz del gorrión
-agridulce corazón de llovizna,
viva gema entre gasas de llanto-.
Y una muerte cansina,
Familiar, por las calles.
He pensado a menudo en un bosque
Del otoño y un lago.
Y entreoí muchas veces en sueños
Una voz –queda voz- que me llama.
Pero hay algo que lento se obstina,
Que se estira sobre los crepúsculos,
Una calma, una paz, una luz
Atreviéndose a ser,
Cuando el alma se aquieta en la más alta noche,
En la más sola noche,
Harta ya de gritar, y de amar, y de estar sola,
De vivir y morir, de ser alma,
Cuando en esos instantes
Lúcidos del sueño y el ensueño,
Algo más que lo que es desesperanza, o fe, o esperanza,
De un modo misterioso cayendo,
Levemente desciende, nos toca en la frente,
Y ya pueden fluir, y andar, desatarse las lágrimas por dentro,
Ser frescura en el rostro, y fluir, y fluir,
Quizás mojar Sus leves, inefables Manos.
Entonces,
Ya es posible vivir, volver a entrar,
A flotar, a intentar otra vez las islas,
Grisitud, en tus aguas,
Aún en tus aguas.
*


Apolinario Héctor Sosa, nació en Tucumán el 23 de julio de 1926 se radicó en La Plata hacía 1940. Premio de poesía Municipalidad de La Plata, premio de la Sec. de Educación de la Nación, premio iniciación de la Comisión Nacional de Cultura. Becario del Rotary Club Internacional para dar conferencias en los Estados Unidos, en distintas universidades.
Extraído de Primera Antología Poética Platense, Selección, Prólogo y Noticias de Roberto Saraví Cisneros, Buenos Aires, Ediciones Antonio Zamora, 1956.

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