Viajo a Amaicha a encontrarla.
Me aguarda en la montaña, sola, enhiesta,
¡Hembra Américana!
Guagua entre las manos.
su mirada me acierta,
dardos de espinas de cardos.
Intento fijarla y se me escapa,
ya no es ella, ahora xérofila,
brilla en su aura de janas.
La grandeza se precipita acelerada.
edito mal las imágenes,
compagino mal los encuadres.
La reencuentro en la plaza,
caja en mano,
cantando coplas
topándose entre polleras
en ese Jueves de comadres.
La escucho mascullar su acullico de sueños,
palabras me receta desde el fondo de su apacheta.
Camino... y ... madre verde en una esquina,
cuando no, derramándote junto al agua.
La busco de nuevo,
fugaz,
maestra, poeta y funcionaria...
me habla con la franqueza de la humana,
Amaicha,
como hermana,
como amada.
Joijoliando un nombre, su nombre
y el de ellas, todas,
La Tierra.
Serpiente entre las piedras,
vientres redondos
percutiendo como cajas...
Ampimpa,
Amaicha,