Al naranjo callejero
Te he visto
con celestes jazmines en las solapas
coqueteando
con nardos,
glicinas y ceibos
tirándole
besos a las gardenias
supervisando
desde lo alto los llanos jardines.
Danzando suave un adagio acidulado.
Un primo
tuyo ha muerto de pie
con todas sus frutas puestas…
y sigues
tarareando junto al viento
la agridulce tonada de la vida.
¿Soy acaso
el único elegido
que mes a
mes contempla tus milagros?
Cuando la
lluvia te besa el follaje
y exhalas secretos de enamorados.
Cuando
refrescas las tardes
de los estíos
alocados.
Cuando templan
las manos ateridas
tus redondas
piras de fragua.
Cuando se
esparce el ácido irisado
en los
charcos de las veredas.
Cuando
provocas a los changos
proyectil y
pelota y juegos desbocados.
Alegrarte
translúcido en los calderos del dulce.
Te he visto
en las pequeñas y altas horas
en la
sinfonía coral de pájaros y azahares
¡Te he
visto…
y tengo tantas cosas que contarte!
©Carlos Alvarado-Larroucau, 2018.